Ejercicios de consulta sobre economía circular en perspectiva
Reflexiones
Un texto de Cristina Cortinas[1]
Desde inicios del año 2020 y en medio de la pandemia provocada por el coronavirus COVID-19, en México hemos tenido oportunidad de asistir y/o tomar parte activa en numerosos seminarios virtuales en los que se ha abordado el tema de la economía circular desde múltiples perspectivas.
Cabe hacer notar que antes de ello han tenido lugar reuniones internacionales para señalar que la opinión pública se ha dado cuenta de que los responsables políticos actuales no están dispuestos a enfrentarse a la amenaza del cambio climático y de la degradación ambiental. La llamada estrategia de crecimiento verde o crecimiento sostenible ha resultado ser una excusa para perpetuar el mismo modelo básico de desarrollo económico, que es una de las causas fundamentales de la destrucción ambiental y la crisis climática (Klimaforum 09[2]).
De manera que ha habido seminarios virtuales para dar a conocer la opinión de expertos nacionales e internacionales sobre la historia y las bases conceptuales técnicas, teóricas, políticas, sociales, ambientales y por supuesto económicas de la economía circular, propuesta para reemplazar a la economía lineal considerada como una de las causas del enorme deterioro ambiental e injusticia social que padecemos. Derivado de lo anterior, ha quedado claro que la economía circular no es nada nuevo, sino que integra una variada gama de formas en las que se ha buscado poner en práctica lo que la naturaleza nos ha enseñado sobre cómo hacer un uso eficiente de los recursos y de la energía para realizar procesos biológicos que no generan desechos.
Otros seminarios se han enfocado en describir experiencias de circularización de productos, procesos, ciudades o comunidades y a describir sus beneficios y retos.
Tras varias consultas regionales, se ha creado una Coalición de Economía Circular de América Latina y el Caribe y los países que conforman Norteamérica, como los europeos, asiáticos, africanos y de otras regiones del mundo han elaborado o construyen sus hojas de ruta para transitar hacia la economía circular.
Sin haber decidido colectivamente qué modelo(s) de economía circular conviene a un país como México, ya contamos con ejemplos de ordenamientos jurídicos que han incorporado la consideración de las prácticas de economía circular a la prevención y gestión integral de residuos, tanto leyes estatales (Quintana Roo) como reglamentos municipales (Landa de Matamoros, Querétaro). A la vez que se encuentran en proceso de revisión en el Senado dictámenes de una iniciativa de ley general de economía circular y de la ley general en materia de prevención, gestión integral y economía circular de los residuos. Esto no es trivial si se toma en consideración que tanto los residuos sólidos urbanos, como los residuos de manejo especial de actividades productivas, como las agrícolas y ganaderas, contribuyen de manera significativa al deterioro ambiental (como el que tiene lugar en zonas costeras y áreas naturales protegidas) y a la generación de gases y contaminantes con efecto de invernadero.
No menos importante para los fines que persiguen las consultas, ya se prepara una normatividad internacional (ISO_WD259004_TERMS), que establecerá términos, principios y un marco para la implementación de la economía circular que aplicarán a nivel mundial, incluidos indicadores cuantitativos para evaluar el avance hacia la circularidad.
En tales circunstancias, cabe preguntarse:
Cuál o cuáles son los propósitos de ejercicios de consulta sobre aspectos que atañen a la economía circular (responsabilidades, conceptos, jerarquía de etapas o tecnologías para prevenir la generación o manejar residuos como recursos)
Por qué discutir esos y no otros temas de fondo
Qué representatividad tenemos quienes participamos en estos ejercicios
En qué medida incidirán sus resultados en el proceso legislativo en curso o en la formulación de una política pública en la materia
Lo anterior en pleno reconocimiento de que es un gran avance el interés mostrado sobre todo por los jóvenes, por ser parte de este tipo de procesos y expresar sus opiniones, porque lo que está en juego es su presente y su futuro. No obstante, se debe mantener el espíritu crítico y tratar de extraer lecciones que incidan política y socialmente. Ello para detonar otros procesos que nos lleven a definir cómo formular modelos de economía circular que atiendan las necesidades de los más de 50 millones de mexicanos que viven en condiciones de pobreza, desempleo, empleo informal, desigualdad, inequidad de género y de los 30 millones de jóvenes en edad productiva. Un punto de partida, debiera ser la definición de principios de ética para la economía circular que requiere México como lo ha propuesto Mateo Castillo y acorde a lo que plantea la Carta de la Tierra[3]:
La visión ética inclusiva del documento reconoce que la protección ambiental, los derechos humanos, el desarrollo humano equitativo y la paz, son interdependientes e indivisibles.
Bienvenidas sus opiniones al respecto
cristina.cortinas@fundacionccortinas.org
[1] La responsabilidad de las reflexiones compartidas en este documento es solo de su autora y no representa más que su propia experiencia de participación en múltiples seminarios virtuales en la materia nacionales e internacionales. Para mayor información consultar las páginas: www.cristinacortinas.org y www.fundacionccortinas.org
[2] Klimaforum 09: Cambiemos el sistema, no el clima. https://www.elciudadano.com/medio-ambiente/klimaforum-09-cambiemos-el-sistema-no-el-clima/12/22/
[3] https://biblioteca.semarnat.gob.mx/janium/Documentos/Cecadesu/Libros/202455.pdf
Fotos: Alberto Nava